
Abidjan, con más de tres millones de habitantes, es la ciudad más grande de Costa de Marfil. Aunque la guerra civil quedó atrás, aún muchas personas están emigrando a la capital, huyendo de las zonas donde la violencia continúa, y asentándose en las barriadas exteriores de la ciudad, donde las condiciones de vida son muy precarias.
El proyecto Etimoé-Makoré consiste en la puesta en marcha de un colegio en uno de estos barrios, con el objetivo de reducir el analfabetismo y proporcionar educación a niños de todas las clases sociales, etnias y religiones.

Cyril, ¿cuáles son los objetivos de esta escuela?
Todo empezó por un grupo de familias que queríamos asegurar una buena educación para nuestros hijos. Así que decidimos iniciar una escuela por nuestra cuenta. Un colegio donde todo ayudase a la formación, no sólo las horas de clase. Un lugar donde vieran en práctica los mismos valores que compartimos en casa. Un colegio donde padres y profesores sean un único equipo.
Alvine, ¿cómo ha evolucionado el proyecto?
Inicialmente, el número de estudiantes era muy pequeño. Poco a poco, otras familias han ido viendo la progresión de los alumnos y la voz se fue difundiendo. Muchos aprecian, por ejemplo, los encuentros frecuentes entre padres y profesores.
El seguimiento de cada estudiante, que charla con un profesor cada cierto tiempo. También, cada familia se pone de acuerdo con el profesor para poner unos objetivos a cada chico o chica. La formación católica, que hemos encargado a sacerdotes del Opus Dei, es igualmente importante.
¿Y tú, Alvine?
Todos los padres deben hablar con alguno de los directivos de colegio antes de inscribir a sus hijos. Me ha sorprendido que siempre aprecian la orientación cristiana de la escuela, incluso los no católicos. La clase de religión y la misa semanal, aunque no son obligatorias, resultan muy apreciadas.
Las que procuramos transmitir en casa: limpieza en pequeñas cosas, preocuparse por los demás, comportamiento amable... Depende mucho de la edad.
¿Y para los padres y madres?
También para nosotros existen actividades de carácter formativo y espiritual, como ejercicios espirituales que duran unas horas cada mes. Gracias a la ayuda de muchas familias, hemos podido construir la capilla del colegio.
¿Qué retos tenéis?
El crecimiento del colegio: cada año se añade una clase más, por lo que necesitamos más infraestructura y personal. Pero lo importante es no abandonar nunca que el secreto que hará que este proyecto funcione es que padres, profesores y alumnos trabajemos unidos siempre.