Con la ayuda de los cooperadores, el Opus Dei comienza la labor estable en Rusia. Hace más de cinco años, dos sacerdotes de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, llegaron a las afueras de San Petersburgo para trabajar en una parroquia en la que se atiende a más cinco mil católicos, en una vasta región del norte de Rusia.
Gracias a la ayuda de algunos cooperadores rusos y extranjeros afincados en Rusia, fue posible resolver todas las gestiones que fueron muy complicadas dada la situación social e histórica del pasado soviético de Rusia, donde conseguir una casa es más difícil de lo que uno pueda imaginar.
El anterior 26 de junio Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, comunicó durante la misa celebrada en Roma con motivo de la fiesta de San Josemaría Escrivá, que el Opus Dei había iniciado la labor apostólica estable en Rusia.
Algunos de los párrafos de la homilía dedicados este anuncio:
“Hoy mi alma siente una alegría especial, de la que me gustaría haceros partícipes. Ha comenzado de forma estable la labor apostólica de los fieles del Opus Dei en Rusia, en esas tierras que se extienden del Mar Báltico al Océano Pacífico, del Mar Negro al Océano Glacial Ártico.
Se cumple así uno de los sueños de san Josemaría, que siempre deseó extender el espíritu del Opus Dei por todo el mundo y, por lo tanto, también por las naciones de la Europa Oriental. ¡No podéis imaginar cuanto deseó que llegase este momento!
Gracias a Dios, los fieles de la Prelatura trabajan ya en esos países, como en otros muchos. Sin embargo, durante muchos años, la realización de este sueño en la Europa centro oriental había sido impedida por la ausencia de libertad.
En 1955, durante un viaje a Viena, san Josemaría confió esta intención a la Madre de Dios, invocándola con la jaculatoria: Sancta Maria, Stella Orientis, fi lios tuos adiuva! (Santa María, estrella de Oriente, ¡ayuda a tus hijos!). No se cansó jamás de rezar por esta intención, aunque el paso de los años no dejase ver siquiera el inicio de una solución.
Más tarde, cuando inesperadamente comenzaron a caer los muros construidos por la violencia, el queridísimo don Álvaro del Portillo dio inicio a la expansión apostólica del Opus Dei en esos países. En primer lugar, Polonia; luego, Eslovaquia, la República Checa, Hungría y los Países Bálticos. En los últimos años, Eslovenia y Croacia.
Para cualquier actividad apostólica tenemos que acudir, en primer lugar, a Dios y poner los medios materiales al servicio del apostolado, pues las actividades apostólicas del Opus Dei necesitan de la colaboración de muchas personas, de sus oraciones y de su ayuda material.
De esta forma, con la gracia de Dios y la generosa contribución de tantos hombres y mujeres de condiciones sociales diversas, se desarrolla en todo el mundo, al servicio de la Iglesia, una obra evangelizadora cada vez más amplia.