Vivir tras haber rozado la muerte: una segunda oportunidad. Ignacio nos cuenta lo que ha aprendido después de ”volver a nacer”.
En noviembre de 2005 le detectaron un cáncer con un pronóstico desalentador; tanto, que Ignacio Socías prácticamente se preparó para “bien morir”. Al realizar esta entrevista, principios de 2009, asegura que las cosas marchan “muy bien, aunque hace cuatro años no daban un duro por mí”.
Cuando le contamos el propósito de este reportaje -aprovechar la experiencia de quienes han mirado cara a cara a la muerte para valorar lo que realmente importa en la vida-, él subraya que “no es fácil sentir lo que siente una persona cuando está enferma sin estarlo” y asegura que el verdadero mérito “estaría en cambiar y sacar jugo a la vida aprovechando la experiencia de otro, sin necesidad de pasar por la mala experiencia uno mismo”.
Dispuestos a ofrecer al lector la sabiduría de quienes han superado una experiencia negativa, preguntamos a Ignacio Socías qué diría si tuviera delante a alguien enfermo. “Que la enfermedad no es el final de nada. Es más, si se sabe aprovechar bien, la enfermedad puede ser una oportunidad muy buena para sentirse querido”. “La lección es que la seguridad no existe. Puede existir la ilusión de estar seguro porque se tiene trabajo fijo, un coche muy seguro, un seguro de vida…; pero todo eso se puede venir abajo en un segundo”, dice Socías, que alerta de que “damos demasiada importancia a cosas que no la tienen, y sin embargo damos por supuestas cosas como la familia, tener gente alrededor, poder ayudar a los demás…”. “Cuando te pasa una cosa así, descubres que, si mañana no estuvieras, todo seguiría igual. Entonces piensas que, en vez de esforzarte tanto por conseguir un objetivo material, merece la pena centrarse más en otras cosas“.
-¿En cuáles?
-En la familia, por ejemplo. Tras una experiencia así, uno intenta ser más feliz. Cuando me dijeron “estás curado”, salí al pasillo del hospital y pensé: “Si yo ahora tengo un tiempo extra, voy a aprovecharlo“. Por supuesto que no eres el mismo, sobre todo en la forma de valorar a qué dedicas el tiempo.
-¿Entonces ha sabido sacar partido al sufrimiento, ese supuesto lado positivo?
-Partiendo de la base de que nadie desea el sufrimiento, éste es algo que no sólo se puede, sino que se debe aceptar. Porque si uno no acepta sus circunstancias, está perdido. En mi caso, el sufrimiento sirvió para poner las cosas en su sitio porque dentro del dolor, uno tiene menos ruido, menos cosas externas que le impidan centrarse en lo esencial de la vida.
-¿Cómo es eso?
-Una persona sana no tiene nada que le impida poner todo su empeño en conseguir dinero, bienes materiales…; cosas que aparentemente le pueden hacer muy feliz. Un enfermo se ha quitado todo eso; se queda con lo esencial y a lo mejor consigue ser más feliz.
-¿Cómo se hace frente a la enfermedad?
-Con ilusión y luchando. A mí el mejor consejo que me dieron no me lo dio un médico; fue una enfermera que me dijo: “Nunca se pare, siga siempre peleando, sobre todo en los momentos de desánimo”.
-¿Y eso cómo se consigue?
-La enfermedad exige que te adaptes a ella psicológicamente, que la asimiles y la adoptes como algo tuyo. En el caso del cáncer, que tiene momentos más duros por el tipo de tratamiento que conlleva, necesitas mentalizarte para una lucha. La quimioterapia, por ejemplo, hace que sólo puedas comer determinadas cosas, incluso tienes ‘antojos’…; te ves limitado. Pero yo he tenido mucha suerte.
-¿Por qué?
-Porque comprobar que tus amigos son realmente tus amigos y tu familia es tu familia, y te quiere como eres, y te acepta y te ayuda con tus limitaciones… Eso te lleva a decir: “Yo tengo que estar a la altura”. Recuerdo que hace tiempo conocí a un ciego; nos sentamos a comer y yo le dije: “Tú, siendo ciego, estarás más cómodo aquí” o algo así… y él me dijo: “¡Qué alegría me da que me llames ciego, porque estoy harto de que la gente diga otras cosas, de la falta de naturalidad!”. Con la enfermedad pasa algo parecido. En familia es donde el cáncer no es ni más ni menos, es lo que es, y se acepta así.
Alba digital 17-23 abril 09