
La primera sesión de trabajo tenía como título "Empatía y liderazgo" y estuvo a cargo de Guido Stein, profesor del IESE y autor de diversas publicaciones sobre la materia.
Comenzó su intervención recordando a la conocida autora Edith Stein que en 1918 desarrolló su tesis sobre la empatía.
Aprovechó para diferenciar el término en cuestión, de otros parecidos como la simpatía.

Precisamente la falta de empatía procede muchas veces de esa falta de cercanía del uno con el otro. Falla la cercanía tanto racional como emocional. Mientras que los datos aportan información, las emociones aportan claves para su interpretación correcta.
No basta con intentar hablar claro. A las facultades de la memoria, el entendimiento, y la voluntad, hay que añadir la del "hacerse cargo" (cita de Luis Valls).

Se refirió después a algunas obviedades que pasan inadvertidas:
- A las personas no les importa cuánto sabemos sino cuánto les importamos.
- Lo que cuenta para ellas no es lo que oye, ni lo que tú dices: sino lo que haces. La opinión se cambia más por observación que por argumentación. La gente se fija mucho en nuestro comportamiento.
Aplicó después estas ideas a los cinco niveles del liderazgo (posición, permiso, producción, desarrollo personal y personalidad) insistiendo en estos dos últimos: la gente nos sigue por lo que somos y representamos, pero sobre todo, por lo que hacemos por ellos.

Comenzó citando a San Justino para narrar cómo era la vida y la moda del siglo II y las Memorias de los apóstoles, de los hechos y dichos del Señor y recalcar así que Dios se ha hecho historia y vivió con nosotros.
Citó un mensaje de Benedicto XVI: no se comienza a ser cristiano por una gran idea sino por el encuentro con una persona: Jesucristo.
La tarea de los apóstoles consistió en ese anuncio increíble de que Jesús vive para siempre después de morir y resucitar.
Evangelio es buena noticia pero no como un relato sino como un acontecimiento histórico. Toda la historia de la salvación tiene como centro el Nuevo Testamento: ahí está Corazón de todas las Escrituras.
Aclaró la pregunta que se plantea desde siglos: si los Evangelios pueden ser utilizados como fuente fiables para conocer lo que Jesús hizo y enseñó. Si distinguimos el Cristo histórico y el Cristo de la fe. Hay algunos que ponen en duda la identidad entre ambos: solo conoceríamos el de la fe y éste transformado por los cristianos. La respuesta es: Sí que podemos. El cardenal Ratzinger se propuso trabajar sobre ello y así se publicó Jesús de Nazaret: a través del Cristo de la fe se puede conocer al Cristo histórico.

Los evangelios son bastante fiables desde el punto de vista de la fuente histórica. Las modernas portaciones de la Historia y de la Arqueología hacen ver que es posible verificar históricamente lo que se dice en los Evangelios.
Qué nos dicen los Evangelios sobre Jesús:
Que es verdadero hombre con todo lo que significa. Igual en todo a nosotros excepto en el pecado.
Que Jesús es verdaderamente Dios. Su modo de relacionarse con el Padre.


A continuación tuvo lugar la Bendición con el Santísimo, con lo que se puso fin a la jornada.